La magia no existe
No sé si habrán dado cuenta ustedes o no, pero en los últimos años llevo observando un fenómeno extrañísimo en mi vida profesional … cuanto más horas trabajo, mejores resultados obtengo.
Me imagino que es algo parecido a lo que le sucedió a aquel mítico jugador de golf Gary Player. Cuando pronunció la famosa frase “cuanto más entreno, más suerte tengo” Ante la respuesta de un intrépido aficionado que le cuestionaba su buen quehacer, por haber logrado un increíble golpe.
Pues sí señor@s, la lógica es aplastante. A más horas invertidas en un proyecto, mejor resultado se obtiene.
Esto que parece tan obvio, no lo es tanto en las mentes de algunos que pretenden alcanzar niveles de excelencia a las primeras de cambio o con una mínima inversión de tiempo y esfuerzo. ¡ Cómo si A. Einstein hubiese desarrollado su teoría de la relatividad en una plácida tarde de café ¡
En algunas ocasiones me encuentro con clientes que preguntan cosas como … “¿y no podríamos hacer el mismo proyecto, pero con la mitad de horas?” … Ante lo que respondo (modo irónico) … Si claro, podemos evaluar las necesidades, diseñar el programa, ejecutarlo y evaluar su impacto, en vez de en las 50 horas propuestas, en sólo 25 … si total, si en la propuesta que yo lo hacía inicialmente sobraba el 50% del tiempo para rascarme la barriga en caso de necesidad.
Me imagino a sus clientes pidiéndoles que les entreguen sus productos/servicios, pero con la mitad de recursos … Si es transportes, ¿No podrías enviarme este lote en un camión en vez de en dos? Si es del sector farma ¿No podríamos conseguir el mismo tratamiento con la mitad de dosis? etc.
Y no crean que soy alguien excesivamente perfeccionista. Todo lo contrario, según mi evaluación de competencias tengo una clara orientación al logro, por la cual analizo el coste-beneficio de cualquier inversión, sea de tiempo o dinero. Y llegado el punto en el que algo más de inversión de tiempo sólo genera un poco más de calidad en el resultado … decido parar el proyecto porque entiendo que ese es el punto de máxima rentabilidad.
Pararlo antes hubiese sido entregar una chapuza, y entregarlo después, aunque sería con una mayor calidad, supondría asumir un coste elevadísimo.
Pues por lógica aplastante, en el mundo de los recursos humanos y en muchos otros, si se invierte la mitad de tiempo en hacer algo, ese algo difícilmente tendrá el mismo resultado, y mucho menos si hablamos de personas … la magia no existe, of course.